La rivalidad entre Argentina e Inglaterra, de la Guerra de las Malvinas a la conquista del mundial México 86
Seguramente si menciono nombres como Margaret Thatcher
o Leopoldo Fortunato Galtieri, muchos jóvenes presentarán una actitud de total
impasibilidad. Pero si menciono a la figura de Diego Armando Maradona, aquí la
situación cambia totalmente. Esto es debido a que el impacto de la figura del
deportista prevalecerá con el devenir de los tiempos, especialmente por su
importancia en el Mundial 86. Superando con creces a los actos políticos de dos
potencias occidentales.
Pues entre 1982 y 1986, Argentina y el Reino Unido
(Inglaterra en el terreno de juego), vivieron dos guerras. Una de ellas de la
peor forma posible, contando con pérdidas humanas, por una tierra infértil y
carente de toda riqueza material. Y otra guerra en el terreno de juego. Dejando
como resultado final, la victoria británica por las armas y la gloria argentina
en el deporte. Siendo esto un ejemplo del poder que posee el deporte rey,
consiguiendo influir en los corazones y recuerdos de millones de personas.
Esta entrada va dirigida a aquellos recuerdos
nostálgicos, de esos años ochenta turbulentos, que nuestros padres y abuelos
vivieron, y nos contaron de forma anecdótica. Sobre cómo una dictadura busca
dirigir la atención de sus malas gestiones, tocando la vena nacionalista y
patriótica de una población con enormes problemas, sociales y económicos. Y
como otro país, deseaba volver a sentirse como el viejo guardián del mundo que en
antaño fue.
Este choque de egos que se dieron entre la Argentina
de Galtieri y el Reino Unido de Thatcher, pasando a la historia como la última
guerra convencional entre dos potencias occidentales, hasta el actual caso de la
guerra de Ucrania y Rusia.
Desde una perspectiva militar, la guerra era una suicidio
logístico y material para Argentina, que, aunque perteneciera al G20 y fuera un
país con un ejército relativamente moderno y completo, no poseía ni por asomo
el poder militar británico.
Aun a sabiendas de esto, el gobierno argentino,
decidió dar la cara y fomentar un espíritu patriótico. Obviamente con unos
fines políticos, utilizando la maniobra militar para unir al pueblo en contra
de un enemigo común y conseguir la popularidad y aceptación que Galteri no
poseía.
En cuanto al caso británico, tampoco les interesaba el
valor material de las islas, pues son casi inhabitables y no presentan un punto
estratégico importante. Lo que sí consideraban importante, sobre todo la
primera ministra británica era demostrar que su gobierno, famoso por imponer
unas políticas liberales que llevaron a la privatización de un enorme número de
empresas, había sido un éxito social y económico, devolviendo al reino a una
situación de gran influencia y poder que hacía años que no poseía.
Aunque habría que destacar que también era una
maniobra perfecta para evitar una crispación social por una buena parte de la
población británica, que no estaba de acuerdo con los planes neoliberales de
Thatcher. Ya que se habían disparado los desahucios, el consumo de drogas e
incluso llego a haber casos de muerte por inanición en un país desarrollado,
debido a dichas políticas e ideas. Aquí una parte de uno de sus muchos
discursos, resume perfectamente sus convicciones políticas: “La gente que pide constantemente la
intervención del gobierno está echando la culpa de sus problemas a la sociedad.
Y, sabe usted, no hay tal cosa como la sociedad. Hay individuos, hombres y
mujeres, y hay familias. Y ningún gobierno puede hacer nada si no es a través
de la gente, y la gente primero debe cuidar de sí misma. Es nuestro deber
cuidar de nosotros mismos y después, también, cuidar de nuestros vecinos”.
Margaret Thatcher, conocida como “La dama de hierro”.
Entendidos los intereses políticos de la guerra, su
desarrollo se dio rápido. Del 2 de abril al 14 de junio de 1982, con un total
de 649 argentinos muertos por 255 británicos. Siendo una victoria británica,
que generaría un enorme sentimiento de repulsión por parte de los argentinos
aun en los días actuales.
Con tal humillación, el pueblo argentino vio en el
fútbol, la única forma de devolver el orgullo nacional y redimirse de los
desastres de la guerra. Ya los propios jugadores en la previa del encuentro mundial,
se referían a este partido como algo más. En palabras de Maradona, quien sería
el referente de ese mundial y MVP del partido, deja este clip, 32 años después
del encuentro entre ambas selecciones.
Pasando al desarrollo del partido, la primera parte no
destacó especialmente, sería en la segunda cuando se llevó a cabo quizás el gol
ilegal, más famoso de la historia. Pues Maradona de apenas unos 167cm, salto
para cabecear un balón en el área rival y al ver la gran envergadura de Peter
Shilton de 187cm, solo vio factible utilizar la mano para poder superar al
portero inglés.
Aunque fuese un gol ilegal, el árbitro no vio la mano
y se añadió en el minuto 51, gol para Argentina. Quizás si el encuentro hubiese
quedado así, la historia no recordaría de la misma forma a la selección argentina.
Se podría poner sobre la mesa, que el único mundial ganado por Inglaterra fue
en su casa y ganan a Alemania con el famoso gol fantasma, totalmente ilegal.
Pero la historia es muy sabia y haría que Maradona, marcara el que para muchos
es considerado el mejor gol de la historia, apenas 5 minutos después. Relatar
dicho gol sería del todo inútil, pues es mejor verlo y disfrutarlo.
Tras esto, Lineker, metería el cómo se suele decir popularmente, el “gol de la vergüenza” en el minuto 81, para no manchar más el honor inglés. Argentina, pasaría para jugar contra Bélgica y acabaría ganando su segundo y hasta la fecha último mundial, el 29 de 1986 contra Alemania Federal.
Sencillamente me encanta
ResponderEliminarSencillamente, tu blog a mi también.
EliminarMuy interesante Joel.
ResponderEliminarMuchas gracias colega.
EliminarNo tengo pruebas pero tampoco dudas de que estamos ante el mejor post del master, espectacular Joel, me ha parecido sencillamente espectacular.
ResponderEliminarEs todo un honor recibir este comentario de un colegiado de tal nivel.
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