Un gran pacto educativo
En la siguiente entrada, se comentará el debate
realizado por el grupo 1, sobre la casi utopía de llevar a cabo un pacto
educativo en España. Desde un punto de vista exógeno, este debate no debería ni
siquiera darse, pues sería lo más coherente, que un país desarrollado tuviera
una gran inversión en su educación y existiera un consenso básico que llevara a
realizar un plan común entre todos los miembros de la política. Pero como suele
decirse, “Spain is diferent”.
¿Por qué en España no existe un pacto educativo
longevo? Y ¿Por qué no nos podemos parecer más al modelo nórdico u asiático?
Estas dos preguntas han llevado al grupo 1, a debatir
desde varias ópticas, pero como es obvio yo lo enfocaré desde mi campo, la
historia.
En primer lugar, España siempre fue un país bastante diferente
dentro de la óptica occidental, pero pasando a la historia más reciente de la
nación, cabe destacar que uno de los problemas más latentes del no acuerdo, es
debido al bipartidismo imperante que se da en el país desde sus inicios
democráticos. Esto trajo consigo a un total de ocho leyes educativas desde el
inicio de la democracia.
Otro factor que juega un papel protagonista, se da con
las comunidades autónomas, esto se puede observar en los informes pisa, pues se
ve claramente como existen regiones que obtienen resultados muy desiguales,
destacando las diferencias entre el norte y el sur principalmente, además del
papel que juegan centros económicos más poderosos como es el caso de Madrid y
Cataluña.
Otra de las condiciones que no se suelen tener en
cuenta con el resto de países occidentales, es que, tras la Segunda Guerra Mundial,
la mayoría del mundo occidental entra en un proceso de reconstrucción donde la
laicidad del estado predomina, transmitiendo esta máxima a la propia educación.
Que con el pasar de las décadas se acabará por convertir, en lo que conocemos
como educación pública. En cuanto a España no hay que olvidar que hasta la
muerte de Franco la educación estaba bajo el control de la iglesia, siendo este
un factor que, aunque no designe un problema en cuanto a la calidad de las
lecciones instruidas, sí dejaría una profunda huella a la hora de incorporar
nuevas metodologías docentes y pedagógicas en las generaciones franquistas y
futuras, generando una clara desigualdad con el resto de países occidentales.
En cuanto a la segunda pregunta, es más que obvio que
no se ponen sobre la mesa las condiciones materiales de los países con éxito en
los tops de la OCDE.
En primer lugar, está el famoso modelo nórdico, donde
no hay punto de comparación con España, no sólo en cultura, geografía y en economía.
Pues estas naciones destacan principalmente por dos factores, su baja población
que ayuda a una redistribución más equitativa de la renta y a un sistema
democrático que carece casi de corrupción en comparación con el resto del
mundo, a esto, se le debe de sumar a que desde los años setenta, todos estos países
han adoptado una serie de medidas socialdemócratas. Que destacan por un sistema
estatal muy poderoso, manteniéndose con grandes recaudaciones, que son
devueltas con creces por unos más que eficientes servicios públicos. Algo
relativamente sencillo de mantener gracias a sus políticas de puertas cerradas
y de tolerancia cero, en cuanto a inmigración, a una población reducida y
enriquecida, además de, un estado que destaca por su bajo índice de corrupción.
Si comparamos de nuevo a España, en este caso con el
mundo oriental, llegamos a la misma conclusión, pero aún más rápido, pues
partimos de una base filosófica totalmente distinta, pues comparar a sofistas
con confucianos, sería de lo más ilógico. Hay ya una barrera cultural de base tan
grande, que el sistema de méritos como se suele concebir al modelo asiático no acabaría
por perpetuar en el modelo occidental, donde se le suele dar una mayor libertad
al estudiante y al ciudadano en sí. Un claro ejemplo se puede ver en que en gran
parte de Asia no existe el derecho, sólo la legislación.
También se parten en el caso japonés de recursos y
políticas totalmente distintas, pues en el país nipón, lleva casi gobernando
cien años el partido liberal japonés, por lo que llevar a cabo con ese pacto
educativo resultaría de lo más sencillo en las tierras del país del sol
naciente.
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