El legado como docente
Es curioso cómo funcionan las palabras y más aún los
significados de estas. Recuerdo en la carrera que tuve que realizar un trabajo
de introducción a la estética y que para llevarlo a cabo me vi en la obligación
de leer un poco a Wittgenstein. Este hombre era un sociólogo a quien se le
atribuye la teoría de la semántica. Y como resumen de lo más injusto de su obra
y pidiendo perdón a aquellos que sí le hacen justicia, yo me quedé con la
siguiente frase. “El significado de las palabras consiste en su uso”.
Por lo tanto, el uso que le demos a la palabra
profesor puede cambiar radicalmente dependiendo de la cultura, el idioma o
mismo de la persona que mencione dicha palabra.
Recuerdo que, en infancia y adolescencia, esa palabra
la utilizaba para designar negativamente al colectivo de los docentes, pues
para mí su significado, era casi como el de un carcelero, o el de un mal padre
de oficio. ¿Cuándo comencé a cambiar su uso? Seguramente fue en la universidad,
donde me di cuenta muy tardíamente que había profesores buenos. ¿Y quiénes eran
los buenos? Pues aquellos, que dejaron parte de su legado en mí.
Esta palabra, legado, sí que tiene un significado
complejo desde mi punto de vista, pues es una de esas palabras qué, aunque
entiendas su significado y puedas desarrollarlo, jamás me cansaría de
analizarla.
Se supone que el legado puede ser tanto positivo, como
negativo, pero en mi significado no existe el negativo. Pues me parece triste que
el legado de una persona no aporte algo digno de recordar y de aprender. Quizás
esta palabra saca mi yo más idealista, pero dejando de lado esa persona que hay
tan profundo de mí, quiero designar como me gustaría que fuese mi legado.
A poder ser, me gustaría ser recordado por mi
sabiduría, no por mis conocimientos, ni por mi buen desempeño en el aula, pues
eso debería ser lo mínimo que todo docente estuviera dispuesto a buscar. También
y dejando toda humildad fuera, preferiría que en algún momento me llamasen
maestro, pues por muy arcaico y desfasado que suene, el significado de la
palabra maestro, me resulta más profundo y satisfactorio.
Además, me sentiría totalmente realizado como maestro,
si puedo despertar la curiosidad en los chavales, si puedo hacerles vibrar en
rebeldía, no en gritos vacíos, ni en luchas sin causa. Pero sí en una rebeldía
intelectual, que cualquier ser humano pueda alcanzar. Por las ansias de
aprender y de querer cambiar lo injusto y noble.
Dejando ya el arrebato de crecimiento personal y
pretensión de lo más insana por mi parte, acabo este blog, creyendo que mi
legado estará a la altura de mi yo del futuro y que la culpa de todos mis
fracasos y victorias como docente, serán mías y sólo mías. Espero poder
aferrarme a esta vida casi impuesta por la sociedad y servir a la causa lo
mejor posible. Espero poder llegar a ser un sabio maestro.
106 centímetros
ResponderEliminarJiraiya-sama? ..... No, no puede ser eso....
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